miércoles, 13 de enero de 2010

Año de nieves...

Este invierno ha nevado dos veces en Madrid. Ante tan inusual comportamiento del tiempo, ya hay voces que susurran, o gritan, que lo del calentamiento global es un invento de los ecologistas-sandías. Lo normal.
Estoy de acuerdo, y lo he dicho, que muchos ecologistas son demasiado poco verdes. Sólo en la superficie, vaya. Como estoy de acuerdo en que los actos ilegales deben ser castigados, sin mirar en quien lo hace: ser presidente de Geenpeace no es una patente de corso. Quejarse, ante las cámaras, que fue tratado de forma inhumana porque no le permitieron arengar a las multitudes desde la cárcel es... risible. Lo que ese señor se merece es la aplicación estricta de la ley, ni más ni menos.
Pero volvamos a los otros: a los tontos de remate. Dos nevadas no son motivo para denostar el calentamiento global, más bien lo contrario: deberían estar muertos de miedo.
Y lo digo en serio. Una de las posibles consecuencias del calentamiento global es la desaparición de la corriente del golfo. Y, cuando ocurra, si ocurre, los países europeos bañados por el Atlántico van a bajar su media de temperatura en cinco o más grados. Al mismo tiempo, la zona americana subirá esos mismos grados: Nueva York, como ejemplo, está en el mismo paralelo que Nápoles y puede terminar con su mismo régimen climático. Ahora es mucho más frío.
Noruega y Suecia cubiertas de nieve, otra vez los fiordos llenos de glaciares. Gran Bretaña e Irlanda con la temperatura de la península del Labrador. Y las rías bajas..., bueno, seguramente dejen de ser el paraíso del marisco que son ahora. Por exceso de frío.
Ya lo dije cuando hablé de la posible bajada, que no subida, del nivel del mar. Y si esto es un aviso..., ya lo dice el refrán: "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar".
No, señores contertulios ignorantes, no. Harían mejor informándose un poco. A lo mejor les entraba miedo.

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