domingo, 5 de abril de 2009

Energías renovables (III)

Además del viento y el sol, hay otras energías renovables. Son las provenientes del agua -los embalses, usados hasta la saciedad; la energía de mareas, local en determinados lugares- y puede, puede que la energía geotérmica.
Pero ninguna de éstas resuelve la necesidad casi estúpida de energía de nuestra sociedad.
¿Hay solución?
Hay una fácil y sencilla. Tan sencilla que llevamos más de cinco mil años usándola.
Se trata de aprovechar la energía del sol de otra manera.
Las plantas absorben la luz del sol. Y generan glucosa. La glucosa es un alimento, pero ciertas levaduras pueden convertir la glucosa en alcohol etílico -bioalcohol, en la tonta nomenclatura actual- que es un combustible aceptable. Y ese combustible puede sustituir al petróleo.
Lo que estamos haciendo. No en grandes cantidades, pero ya hemos empezado.
En mi primera entrada con este título, dije que las energías renovables tenían uno o dos problemas. El problema del alcohol es ético, no técnico. Y además tiene solución.
Las plantas no sólo utilizan la glucosa como alimento. También lo usan como herramienta para construir cosas. Una de ellas es el almidón, que plantas y animales usamos como alimento. Extraer la glucosa del almidón es fácil y sencillo. Fabricar alcohol también. Los egipcios lo hacían hace cinco mil años.
Pero también fabrican celulosa. Y la celulosa, salvo escasas excepciones, no es un buen alimento.
¿Es etico usar semillas -almidón- para fabricar alcohol? ¿Porqué no usar celulosa?
No es que sea fácil. Pero es factible.

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